Esta es una fiesta que se celebra alrededor del mundo, ¿pero en realidad de donde surge y que es?, bueno, pues como todas las celebraciones cristianas, tiene su origen en los paganos y vamos a ver porque..
FIESTA DE LA EPIFANIA
La fiesta de Epifanía tiene su origen en el mundo pagano, donde se conmemoraba el aumento de la luz a los 13 días después del solsticio de invierno; el 6 de enero había un gran festejo en el templo de Coré. En Oriente se llama a este festejo hagia phota (la santa luz).
Entre los años 120 y 140 los gnósticos otorgaron un sentido cristiano a esta tradición para demostrar que Jesús es la verdadera luz y se recuerda su bautizo con la tradicional rosca de reyes.
LA ROSCA
La historia de la Rosca de Reyes nos remonta a la Edad Media, cuando los religiosos transformaron las antiguas fiestas de los romanos, que conmemoraban un nuevo ciclo anual, en un festejo de exaltación del nacimiento de Cristo. En aquellas celebraciones invernales se comenzaron a elaborar, y a repartir entre los más pobres, unos panes redondos hechos con miel, higos y dátiles.
En su interior se introducía un haba seca. Aquél que fortuitamente la recibiera era nombrado “Rey Haba” obteniendo distintos privilegios durante varios días. La costumbre se afianzó plenamente en países como Francia, con el detalle de favorecer casi siempre a los necesitados. El rey Felipe V, de origen francés, importó a España en el siglo XVIII la costumbre de la preparación de estos panes.
El monarca, sin embargo, los “ennobleció”, transformándolos en una rosca navideña cubierta de frutas glaseadas, dotada además de alguna sorpresa en su interior, para mayor diversión de los cortesanos.
La rosca muy pronto se popularizó, llegando a la Nueva España, donde se asoció directamente con los motivos de la fe católica y cobrando un especial simbolismo.
El simbolismo de la forma redonda (u ovalada) del pan expresa la naturaleza de Dios, que no tiene principio ni fin; las frutas dulces presentes en la decoración manifiesta la gracia traída por Jesucristo; y el muñequito escondido representa naturalmente al Niño Jesús, la figura más preciada.
La tradición indicaba que para quien encontrase el muñequito (que originalmente era de porcelana), era motivo de gozo, por lo que el afortunado debía compartir el hallazgo con una fiesta el siguiente 2 de febrero, día de la Candelaria, o de la presentación del Señor.
No existen datos concretos sobre la época en que se incorporó en México el uso de la figurita, sin embargo la tradición marcaba que quien lo hallaba se convertía en su “padrino”. Una de las obligaciones era “vestir al Niño Dios” y presentarlo en la iglesia, el día de la Candelaria, luego regresarlo a la casa donde se había partido la rosca, y para festejar el acontecimiento, debía solventar la fiesta con tamales y atole o champurrado.
El gusto por esta fiesta motivó nuevas variantes, siempre con la idea de hacerla más divertida. En algunos lugares, por ejemplo, se tenía por costumbre esconder un anillo dentro del pan, que significaba boda próxima para el que lo hallara. También solía colocarse un dedal, que pronosticaba por el contrario una larga soltería. Otra modalidad era nombrar “rey de la fiesta” a quien hubiera encontrado el muñequito. En ese caso, el afortunado podía escoger a una reina o a un rey, con quien asumiría el irrevocable compromiso de servir los tamales el 2 de febrero siguiente.
Hoy en día, esta celebración que en México es generalizada y que se departe el 6 de Enero, se ha convertido en uno de los alimentos de celebración más tradicionales del año y no culmina sino hasta el día de la Candelaria, con una tamaliza invitada por todos y cada uno de ‘los padrinos”, que son los que encontraron algún muñequito en su pedazo de rosca
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