martes, 12 de junio de 2012

EL CICLISTA CUENTO DE UNA NOCHE DE PLACER Y DE INFIERNO TAMBIEN...

Un relato de una noche de placer y de infierno también, para no recordar
Por Barnabas

Odio los automóviles, también las motos, muy posiblemente por que ya los primeros o ya las segundas, ambos me han quitado amigos o seres queridos, por tanto soy un feliz ciudadano de a pie…, o “ciclista”.
Debo decir que también me encanta beber, y “fumar” alguna “cosilla”, solo, en un bar o con los amigos, lo cuál es razón de más para seguir de peatón o en “dos ruedas con propulsión propia” o usuario de bicicletas que es lo mismo, aunque el andar ebrio en una bicicleta por supuesto igualmente es arriesgado y yo mismo más de alguna ocasión fui a parar con mi humanidad en el indigno suelo, y claro, también siempre existe el riesgo de atropello, ahora, si uno conoce sus barrios y en partes de mucho transito uno ocupa las calzadas, puede evitarse perfectamente el matarse ebrio arriba de una bicicleta.
Además, no hay que comprar bencina, que cada dos días sube, no hay que sacar permisos de circulación, ni patente alguna, ni siquiera cuando uno estaciona por ahí debe pagar algo, y cuando uno vive con poco dinero, estirando los pocos pesos que caen, para mal comer, y mal vestirse, pero teniendo para beber y fumar a gusto, es un gran alivio económico una bicicleta, además le mantiene en forma a uno, solo cada tanto es necesario si o si, hacer un desembolso ya sea para forros o cámaras nuevas, algún arreglo de frenos, lubricantes, pero es barato y muy de vez en cuando.
También incluso es posible ganarse algún dinerillo con ella, dejando algún correo por ejemplo, o encomiendas pequeñas, también de recadero, o repartidor es posible ganarse algo con una bicicleta, siempre que se este dispuesto a pedalear sus buenas horas.
En mi caso, muchas veces salía a pedalear solo por el placer de hacerlo, generalmente un rato después de almorzar, como que me empezaban a “picar las piernas” y tenía que saber salir a darme una vueltita aunque fuera a la manzana, aunque otras veces manejaba por horas, me compre  de segunda mano un celular de esos con radio y reproductor de música mp3, que cada tanto le pedía aun cabro de esos que trabajan en “ciber/cafés” que lo cargara con la música que a mi me gusta, lo encendía fuerte y lo llevaba en algún bolsillo, así que además podía oír algo de música, noticias, partidos etc, durante mis paseos.
Como puede apreciarse en estas líneas, soy feliz arriba de una bicicleta, pero con lo que me sucedió hace algunas semanas ya, no he vuelto a subirme a mi querida “chancha” (como se les dice a las bicicletas en Chile), se que volveré hacerlo, incluso el otro día me animé a ir a pagar unas cuentas de una vieja que cada tanto me da unos miles por el servicio, porque ya no tenía ni sal en mi pieza/casa y necesitaba algún alimento más sólido que el pan, y pensé que un buen plato de fideos con salsa y un botellón de vino tinto harían maravillas con mi pobre estómago, porque como eh venido bebiendo luego de ocurrirme lo que ahora me dispongo a contar, ya no me quedaba plata para comer, solo beber y beber, eso me permite dormir…, se que con unos meses más volveré a ser “casi” el de siempre, aunque los rasguños y extrañas quemaduras que aún tiene la estructura de mi bicicleta y el sillín hicieron que me estremeciera entero cuando anduve pagando esas cuentas, tanto que pensaron algunos amigotes que venía saliendo de una caña de semanas, y tan descaminados no estaban, solo que mis estremecimientos si bien más de alguno tendría que ver con mi actual estado de beber y beber, casi todos tuvieron más que ver con el miedo que esos rasguños y quemaduras me produjeron al volver a verlos y luego sentirlos entre mis piernas principalmente, pero mientras no ocurra que me mejore, al menos quiero no morirme de hambre ni tampoco de angustia y miedo, por ello también me he decido a contarles esta mi historia.
Todo comenzó como un día sábado, sin mas  expectativas de ir a alguna feria cercana, comprar unos kilos de almejas o choritos, y pegarse un atracón de mariscos a la hora de almuerzo, junto claro, a unas buenas botellitas de vino blanco heladito,  pero tipo 11.30 am, sentí golpes en la puerta de mi pieza/casa.
Era nada menos que mi amigo Néstor, quien me dijo:
-Huevón, salió un pega, buena, con un poco de pedaleo nos podemos hacer unas buenas lucas (pesos) hay que repartir unas huevas de volantes y estamos.
La cosa era así, a mi amigo unos huevones de una nueva pizzería que se instalo en el sector le ofrecieron unos cuantos miles, no eran pocos la verdad, hablemos de unos 40.000, por repartir un cerro de volantes eso si, y se lo hice notar cuando junto con entrar él, entro también dos cajas de cartón bastante grandes llenas hasta los topes de volantes.
-Tranquilo socio-me dijo- ni huevones que fuéramos nosotros pa’ repartir tanta hueva, hacemos “desaparecer” un buen lote aquí en su “palacio”, porque estos seguro me van a vigilar pa’ ver que entrego las huevas, y cuando repartamos, tiramos al menos de cinco volantes por casa, jejejeje.
Cuento corto, encendimos mi parrilla con un buen montón de los volantes, y nos tomamos unos mates antes de salir a repartir los demás por las casas del barrio, vimos unos huevones medios sapos en un auto, que nos dio la idea nos seguían de lejos pa’ ver si repartíamos las huevas, pero, más allá de eso no vimos nada extraño.
Nos demoraríamos unas tres horas en repartir los volantes que nos quedaron luego de los que quemamos en mi pieza/casa, y repartiendo de a cinco por casa como dijo mi amigo en un principio, al final nos salió “corta” la pega, y al terminar fuimos altiro donde los huevones de la pizzería, que la verdad se portaron del uno en un principio, pagando sin chistar y encima pensamos, regalándonos unas bebidas “pa’ la sed que de seguro traen” nos dijeron riéndose, pero nos miramos con mi amigo y vimos en sus rostros las risas y la mofa que siempre se le hace en nuestro país al borracho que tiene para su desgracia estampa de serlo, y que conocíamos de sobra, es una risa en que se mezcla la complicidad, porque muchos de los que se ríen de borrachos, beben más o igual que ellos, así la complicidad termina engullida por el escarnio sin más por simplemente  verle a uno más cagado, con menos plata, pero como nosotros los habíamos cagado olímpicamente con sus mierdas de volantes, mejor recogimos rápido las bebidas pa’ “combinarlas” luego con algún licorcito y nos largamos.
Una vez afuera de la puta pizzería nos miramos nuevamente y nos reímos, sabíamos que con 40.000 mil pesos, podíamos agasajarnos al menos unos tres días y estirar lo que quedara a puras cervezas, encima mi amigo saco un hermoso paquetito de cogollos verdecitos y con un olor que de solo pasarles las ñatas por encima, algo se “volaba” uno.
Primero que todo, por la hora que ya era, algo más  de las 15.30 pm, decidimos emprender rumbo a una feria cercana y comprarnos no solo unos kilos de almejas o de choritos como había yo pensado, compramos unos kilos de ambos y además agregamos unos kilos de tomates, cebollas, algunas aceitunas, cebollitas en escabeche y unos kilos de papas para cocerlas, zanahorias y claro unos buenos botellones de vino blanco, y nos fuimos a mi pieza/casa a darnos un atracón.
Una vez allá, bueno, antes voy a aclarar a que me refiero con lo de mi “pieza/casa”, es eso, la verdad una pieza, relativamente grande de una pensión venida a menos, donde he hecho de ella mi casa, principalmente privilegiando los espacios, osea en verano uso una hamaca para dormir por ejemplo , la que en la mañana fácilmente saco quedando ese espacio disponible, así que pasa a ser durante el día una especie de living pequeño, en donde tengo una mesita y algunas sillas, en otro rincón tengo una cocinilla , con parrilla a leña, ya que adapte unos tubos como chimenea y no jodo a nadie de los pocos pensionistas que van quedando en la pensión, con olores de madera quemada o palos, al revés, en invierno sobre todo , no son pocos los que parecen con unas tablas a pedirme que si pueden usarlas pa’ calentarse un té y a ellos mismos en mi parrilla y como no están nunca de más un buen fuego con tecito y compañía, tampoco yo nunca dijo que no, al fondo hay una salida a un patio pequeño donde viven un perro más pequeño aún, un quiltro simpático que palia la soledad de varios de los que en la pensión vivimos y que tiene la vida asegurada, porque antes se muere algún viejo de los de aquí de hambre, que le falte comida al perro, y también cada tanto aparece algún gato o gata, pero a esos especiales animales, si bien hasta yo mismo alguna vez les haré alguna caricia, en general solo “dormían” ahí, ya que nadie les daba de comer, que yo supiera, quizás la viejísima Señora Ismenía, la abuela del hijo de puta que nos cobraba cada mes lo hiciera, pero como era una familia de miserables, seguro jamás le dio de mal comer a más de un solo felino, por último, al final de todo, un baño enano donde yo me aseaba.
Aclarado este punto, diré que llegamos, y mande a mi amigo a conseguirse algo de hielo donde el maricón de la pescadería, era un homosexual viejo ya, panzón, calvo y casi sin dientes, pero que aún, se decía le podía regalar pescado a algún joven hambriento “a cambio de que se la metiera hasta el contre”, como decían los mal hablados de siempre del barrio, ahora mi amigo no haría ninguna cochina por hielo, solo le “pediría por favor” le regalara una barrita de hielo, sino quería que le partiera la jeta “al maricón y la conchesumadre”, lo hacíamos siempre y al final siempre terminábamos conversando un rato con él y los que lo hacían fumándose un puchito, que era lo que el viejo fleto quería, estar con “compañía masculina” que era lo que le gustaba, lo de insultarlo antes, era por ser “machista” o algo así supongo, era para superar el “pero” que el gordo fuera “del otro equipo”, ahora, si uno lo conocía bien, en el fondo era un buen chato, como lo demostró ese mismo día, ya que envió de regalo junto con el hielo un jurel que dijo le había quedado de una partida y que luego se echaría a perder .
Mientras yo había encendido un fuego y estaba ya calentando agua, lave bien los mariscos y los puse a cocer cuando ya el agua estuvo a punto, pique los tomates junto con cebollas a la juliana, preparando la clásica “ensalada a la chilena” , pique también las cebollitas en escabeche y lave y puse en un tiesto las aceitunas, cuando llego mi amigo con el hielo y la sorpresa del jurel, ya estaba empezando a burbujear el agua con los mariscos, así que agregue unas papas peladas y zanahorias, le pedí a mi amigo que picara el hielo y comenzara a ponerlo en un balde que tengo y ahí colocara las botellas de vino, igual aunque no estuviera fría, descorchamos una porque ya hacía hambre y sed, y junto con fumarnos un poco de los cogollos en mi pipa, comenzamos a comer primero y a conversar después.
Comenzamos a probar las aceitunas, junto con las cebollitas en escabeche, bajamos media botella de vino blanco, cuando calculé que los mariscos estaban en su punto, busque en mi despensa unos limones que sabía me habían regalado en unos trabajitos anteriores y empezamos a abrir almejas y choritos, bañándolos de zumo de limón, antes de comerlos, después de un rato, me levante, prepare el pescado y sacando la olla con los mariscos, lo puse sobre las brasas en la parrilla, para que se asara lentamente.
Fue cuando ya lo estábamos degustando con mi amigo y luego de descorchar una segunda botella, fue que mi compadre empezó a contarme sus intenciones para ese día.
-¡Puta que te quedo bueno el jurel hombre!, y los mariscos no están nada de mal, la verdad esta todo rico jejejeje, ¿te tinca cerrar el día con broche de oro?
Miré a mi amigo con un ojo entre cerrado, sabía que estas invitaciones era buenas…, pero había que ser claro en que, donde y lo más importante, “cuanto” se gastaría, porque mi amigo con plata en mano era “peligroso”.
-A ver –le dije- habla claro Néstor que tu soy como los vampiros, me hipnotizai huevón y al final terminamos gastando hasta lo que no tenemos…, ya a pasado otras veces.
-Jejejeje, si se estimado, pero reconozca que no a sido plata mal invertida.
-Salvo los partes por beber en la calle y los por andar en “evidente estado de embriagues” como nos dicen los pacos, mira huevón que el partecito sale la mitad casi de lo que ganamos hoy.
-Ya, ya si se huevón, puta de “chicha” que es uno pasa esa hueva, pero ahora vamos a estar bajo techo gancho, nada de tomateras en plazas o parques, además…, puede que salgan unas “cachitas” jejejeje.
Ya, ese era el otro “gancho” que tenía mi compadre pa’ convencerme de salir a gastar plata, las mujeres…, si bien a estas alturas mientras la puta que uno se tiraba tuviera al menos dientes, me daba por satisfecho, pero pa’ como andaban las finanzas, ni pa’ viejas sin dientes alcanzaba, y la verdad , prefería corrérmela unos meses más y juntar plata y tirarse a una putita más menos bonita, que quedarme sin ni uno, contento, pero sin plata ni pa ‘ pan, no mejor pasaba pensaba.
-Mira huevón, no es que no quiera “remojar el cochayuyo”, pero, al menos mis finanzas andan al tres y al cuatro, pasándose peligrosamente a veces pa’l dos, así que mejor paso yo de “cochinas” mi estimado, ahora si usted quiere ir a “cochinear”, vaya con toda confianza.
-Jajajaja, si estas van a salir gratis, déjame contarte.
Así comenzó por parte de mi compadre, una larga historia de cómo  había conocido, y luego ayudado a un tipo que era según contaba mi compadre bastante simpático, “entrador” como se dice acá, y que siempre terminaba convenciendo a la gente en comprarle cachureos que no valían lo que decía o metiéndolos en negocios que a veces ni existían, osea un estafador o cuentero vulgar, y como según él aseguraba, hacía un par de semanas había tenido que salir arrancando a perderse, porque se habían juntado varios estafados dispuestos a darle una buena pateadura y después entregárselo a los ratis (detectives) por estafador, así las cosas, mi compadre lo saco del edificio donde el estafador vivía, vestido de mujer muy sentado en el asiento de atrás de su antigua bicicleta “Caloy”.
-Jejejeje, parecía travesty viejo mi socio jejejeje, después nos matábamos de la risa con la pintita que tubo que escapar, pero quedo tan agradecido el hombre por la ayuda que aparte de rajarse con unos botellones de buen vino, unos cuantos pesos, me dijo – mi perro, cuando usted y algún amigote quieran pegarse unos buenos revolcones con peucas del uno, -y me dijo mientras me anotaba en este papelito- vaya a este lugar dando este nombre, que le voy anotar aquí mismo donde esta la dirección, todo les va a salir al “gratin” y hasta pa’ comer seguro también-.
-Puta –dijo mi amigo- se me había olvidado la talla esa, cuando me llamaran hoy pa’ la hueva de los volantes y buscando algo de ropa lo encontré de nuevo el famoso papel, no le había dicho, pero averigüe antes de venir a buscarlo “gancho” y resulta que la dirección es de una boite nueva , loreé, yo igual iría más rato a ver que pasa allá ¿no?.
La verdad con esas aclaraciones la cosa ya era distinta, además entre comer y ponerle entre pera y bigote el blanco heladito que estaba de mascarlo, me fueron entrando ganas de revolverla, total ese día era sábado, y parece que a uno los sábados lo ponen dicharachero y caliente.
-Mire compadre, primero bajémonos como corresponde este banquete, que luego saco algunas papas cocidas con zanahoria con el caldito de los mariscos, abrimos otro botellón y meditamos el cuento, de partida yo le pondría si, de ir, algunas condiciones.
Al final con la guata bien llena, echaditos para atrás en mi “living”, fumándonos lentamente otros de los cogollos de mí compadre, llegamos al siguiente acuerdo, nos tomábamos el último botellón que quedaba, dormíamos una siestita, nos emperifollábamos  e íbamos a ver de qué se trataba la famosa invitación aquella. Más que más le hice ver a mi compadre y el tubo que encontrarme razón, la invitación venía de un cuentero, todo lo buena tela que se quiera, pero, cuentero al fin, así que si había que pagar nos íbamos, - a lo más llevamos plata pa’ unas chelas o algo así,  dije- ahora si todo iba como decía el cuentero, bueno ahí veríamos.
Luego de tomarnos dos platos de caldo de mariscos cada uno, agregue un par de tronquitos al fuego y nos dispusimos a dormir su siestita, deje puesto a las ocho pm la alarma de mi celular y me puse a dormir a pierna suelta.
Cuando sonó la alarma, me desperece junto a mi compadre y avivando algo las brasas puse la tetera pa’ tomarnos algo caliente antes de salir, aún nos quedaba de todo lo que habíamos comprado y calculábamos que cuando volviéramos podríamos comernos un platito cada uno, nos acordamos de las bebidas que nos regalaron los huevones de la pizzería y decidimos aparte de solo llevar plata encima solo para comprar unas cervezas en el boliche (siempre y cuando no fueran excesivamente caras) también llevar otro poco para comprar un pisquito para combinar con las bebidas que eran una imitación de cola, y que suponíamos, nos tomaríamos “a la vuelta”. La famosa dirección estaba en otra comuna cercana, pero calculamos que demoraríamos alrededor de una hora en llegar.
Bebimos un par de cafés calientes y salimos a la calle, antes nos cambiamos las camisas y nos pusimos algo de un perfume que me regalaron en unas olvidadas pascuas donde unos primos del campo que vinieron de visita, bueno la verdad tenían un familiar en el hospital y bueno como sabían que yo vivía acá me invitaron a comer pa’ esa pascua  con ellos.
Como ya estaba oscuro cada uno se amarró un foquito a pilas en la cabeza y luego lo volvimos, eran nuestras “luces de noche”, y salimos a la calle pedaleando fuerte, curiosamente casi no había tránsito esa noche a pesar de ser sábado y que el frío no nos pareciera tan fuerte, quizás fuera por el café que recién nos habíamos tomado, no sé, solo sé que ahora siempre siento alguna vez durante el día o de la noche un frío intenso, pero como si fuera dentro mió.
El trayecto fue sin inconvenientes y solo nos llamo la atención un sitio ya cercano al lugar donde se suponía estaba la boite que estaba lleno de cruces, botellas con agua, velas derretidas y fotitos de gente anónima, osea era uno de esos lugares que hay en cualquier carretera de Chile donde alguna vez ocurrió algún accidente con muertos, más tarde recordamos, o creo que fui yo quien después todo lo ocurrido, algo me preocupe de “investigar” el asunto y me contaron unas hermanas ancianísimos vecinas de mi barrio , vecinas que conocí después de todo esto, que eran alrededor de doscientas las personas que habían fallecido ahí precisamente en un choque múltiple de buses,-”como dijeron los diarios”- recuerdo recalcaron las ancianas y que en algún momento de nuestro pedalear esa noche mi compadre comentó que hacía  ya una -“burrada de años atrás, había quedado la caga con unos buses-”..
Como digo, luego de aquel “altar a las víctimas” de ese choque de buses, recordado por cruces y velas, a unos cincuenta metros apareció lo que de lejos parecía una casa de campo cualquiera…, claro que con luces de neón, al bajarnos vimos que era precisamente eso, una casa de campo antigua, pintadita  blanca e iluminada  con las luces de los neones que parecían una mujer con grandes tetas y culo, que se paraba y agachaba, nos reímos , mirábamos la mina de luces, y nos volvíamos a reír cuando de pronto apareció un tipo de terno negro, lentes también negros a pesar de ser de noche y con unos alambres en una oreja, que supuse sería un radio o algo así, nos callamos de inmediato y el tipo nos dijo
-¿Sí?, ¿que buscan ustedes aquí?- no en forma grosera, nótese, pero si como extrañado que dos torrantes en bicicleta llegaran por esos lares.
Nos miramos de nuevo y mi compadre tubo la  suficiente presencia de animo, pa’ meterse la mano al bolsillo y sacar el a estas alturas arrugado papel donde estaban todos los datos de nuestra supuesta diversión gratis.
-Mire joven-le dijo-venímos en parte de Don Julio T., y el me dijo que mencionara este otro nombre que aquí tengo escrito, en esta dirección, que fuera con un amigo, y que nos tratarían del uno – y le alargo el papel al tipo del terno.
Yo la verdad, pensé que mi compadre la había cagado bien cagado, y de ahí, de salir, salíamos seguro con una pateadura encima, me sonó lo que dijo como una turbia y mala historia de cuenteros, que dando nombres clave y esas huevas uno las hacía todas, así que grande fue mi sorpresa cuando vi que el tipo del terno abría grandes los ojos, nos miraba más extrañado aún y por último nos largo un ¡¡espérenme aquí mismo, no se muevan, que vuelvo altiro!!.
-¡Arranquemos de aquí, huevon oh’ – fue lo primero que se me ocurrió decirle a mi compadre, quién me miro con cara aún más extrañada que la que puso el tipo del terno.
¡Tay ma’ huevón’!, ¡si fue a comprobar el nombre, no sea gil! ¿no lo ha visto en las películas de gansters compadre, que así lo hacen?.
A mi me parecía cada segundo que pasaba era uno menos pa’ arrancar, seguro salían con pistolas o algo así, paso un rato más y de pronto se abrió de golpe la puerta de entrada a la boite y de ahí salieron un gordo inmenso, con un puro más grande aún y dos minas que nada tenían que envidiarle a cualquier modelo de calendario.
-¡Así que estos son los dos señores amigos de Julio!, ¡y que conocen el nombre que abre las puestas de este humilde boliche!, pero pasen caballeros pasen, aquí nuestro amigo guardia tendrá el mayor placer en guardarles sus “vehículos”, mientras les presento a “Chavelita” y a “Priscilla” y claro ¡entremos pues que aún hay mucho que celebrar!.
Diría que tubo que empujarnos un poco antes de creer en lo que nos decía sin dejar de giñarnos un ojo, por fin nos volvimos reír y muy campantes tomamos del brazo a “Chavelita y a “Priscilla” que prácticamente andaban en pelotas, solo con un diminuto bikini, que dejaba más de la mitad de sus tremendas tetas y culos al aire, y junto al gordo procedíamos a entrar en la boite de nombre, nos enterábamos ahí mismo, el “Infiernillo”.
Antes de que se cerraran las puertas de entradas tras nosotros pude ver como el guardia ese de terno, entraba cuidadosamente nuestras bicicletas, cuando volví del todo la cabeza no podía creer donde estábamos, todo ahí era solo comer, beber y tirarse a las mujeres más lindas que hasta ahora había visto en directo, porque las minas de las revistas y la tele no cuentan.
Lo que a continuación seguiré contando solo serán fragmentos de lo que ocurrió esa noche, no recuerdo mucho, solo partes, supongo que tanto alcohol que bebimos, pipas fumadas y la cocaína que no dejo nunca de sacar el gordo ese, tienen algo que ver en ello, pero mucho, muchísimo más tiene que ver con mi olvido el espanto que sentí, supongo que será eso que oí en algún programa de televisión cuando pasaba a tomarme algo a algún bar que fiara y que llamaban “represión”, osea que uno “reprime” las cosas malas que le pasan en la mente de uno…,o algo así era la cosa, no sé, solo sé que el pelo se me volvió blanco esa noche y mi amigo aún no regresa de allá…, y ni creo que alguna vez lo haga.
La primera impresión que tuve de ese lugar, y como dicen son siempre las que quedan, fue de una  gran “casa de putas” porque ni en las películas eróticas que alguna vez vimos con mi compadre en una u otra  aburridísima tarde de Domingo en el casi muerto cine del barrio, donde un octogenario Don Gregorio, un tatita que nos conocía de cabros nos dejaba estar en la sala de proyección con el de puro aburrido, o como  también como nos decía –de pasar estas mierdas de películas argentinas donde sale tanta huacha en pelotas- , no, esto era muy distinto, apenas entramos vimos a varias parejas simplemente “haciéndolo ahí mismo”, nadie parecía escandalizarse, y la fuerte música que ahí se escuchaba, al parecer tapaba todos los gemidos que las parejas emitían, vi también gordos elefantiásicos, más gordos que nuestro anfitrión, tragando platos que del porte que se veían, nosotros con mi compadre, pobres tipos, comeríamos un mes entero, todo parecía goce en esa boite, y a nosotros los ojos se nos salían de las cuencas y ya solo con esos minutos de mirar lo que adentro del local había, a mi al menos me compensaba todo, podían en ese momento echarme a las patadas que la risa no se me borraría , y fue tanto de ver culear y comer que con mi compadre se nos caían a los dos las babas en ese momento, cosa que el gordo que nos apadrinaba esa noche no dejo de notar.
-¡Pero muchachos, aquí no se viene a dar pena!, jejejejejejeje, vengan a ponerse al día con sus estómagos, coman y beban bien y mucho y ya luego le darán gusto al cuerpo- y el gordo dijo eso mientras perdía sus manos en los culos de la “Chavelita” y la “Priscilla”.
Ni tontos ni perezosos, nos acomodamos en la mesa en que nos puso el gordo y yo solo recuerdo que comimos de muchas exquisiteces, chuletas, bifes, todos con salsas riquísimas, que se destapaban botellas de vino, champaña y otros licores cada minuto, nosotros como nunca comíamos a destajo, y bebíamos a la par lo que quisiéramos.
Ni hablar del espectáculo de mujeres desnudas que se paseaban por todas partes, sino fuera, recuerdo que me dijo mi compadre por el hambre eterna que traíamos, primero nos poníamos a metérsela a cuanta mina se paseara por ahí,  de momento era comer, ya se vería después, claro que también recuerdo que a cada culo que se nos atravesó le tirábamos  con una mano una agarradita.
Fue durante ese rato largo de comer y comer y beber y beber que cada tanto se nos acercaba obsequioso el gordo de la entrada y nos decía –“ el amigo que tenía su nombre escrito en el papel que traían invita, ustedes solo disfruten”- como antes dije, nos ponía unas rayas de coca en una bandejita que parecía de plata, yo no soy amigo de eso, y la verdad solo aspire una de las muchas que puso el gordo, las demás se las jalo mi compadre, quien, eufórico, tanto que en un momento le grite que se controlara un poco, que no fuera a dejar cagas.
-¡Relájese compadre! – me grito con los ojos ya más rojos que un conejo - ¡esta fiesta es la cagaaaaa! ¡si ya la cagaaaa ya esta hecha!.
Recuerdo ahora de pronto, que en algún minuto de aún conservar algo de cordura pregunte al gordo ese cuál era el “nombre” de este fantástico amigo tan magnánimo que nos regalaba así, y recuerdo verlo sonreír aún más y pronunciar algo como -“Satanum”-.o algo así, pero con la bulla que ahí había no podría asegurarlo.
A mi compadre no había como calmarlo y de pronto no lo vi sentado más al lado mió en la mesa, me pare y lo vi alejándose con dos mujeres desnudas, que se lo llevaban vaya uno a saber donde, y que luego me percate, no eran otras más la “Chabelita” y la “Priscilla”, algo mosqueado me serví un enorme vaso de combinado y me dije -bueno, bien por el- pensé en ese momento, -ya vería yo-, me dije, el momento en que me agarraría alguna peuca de las muchas que se veían, en ese rato, yo me quede en la mesa, bajándome unos combinados, y picoteando en una enorme tabla con queso y chorizos que estaban repartiendo cada tanto por todas las mesas unos tipos con pinta de enanos de circo.
Hasta ahí es lo que más recuerdo, después solo tengo grabado en la memoria que paro de golpe la música,  y yo que no sé nada de nada, juraría que escuche gritar con voz ronca a un tipo enorme y vestido de negro con capucha en lo que llaman “latín”, osea esas cosas que dicen con muchas “hue” “forum” o así, de pronto las luces iban y venían y al final cuando estuvo todo tan obscuro como boca de lobo, oí un fuerte grito de casi todos los que ahí estaban que decía como “Satanum Magnus ets precencia in domo, practicuem sua Alabanza”, y ese nombre del principio creo fue el mismo que nombro como “anfitrión” de nosotros el gordo que nos sirvió cuando yo le pregunté, después de eso solo tengo imágenes sueltas, del gordo maricón aquel, con unos colmillos de vampiro que quizás de donde le saldrían, andar saltando y mordiendo a la gente por entremedio de las mesas, y ver a muchas de las mujeres que ahí estaban desnudas y culéando transformadas en brujas horribles que flagelaban a muchos y preparaban comidas con ellos, así fue como me pareció ver a mi compadre Néstor embutido en un palo que le entraba por la boca y le salía por el culo y que lo estaban asando como un cochinillo…, cuando ví a esas viejas horribles que solo esforzando al extremo la imaginación se parecían en algo remoto a “Chabelita” y a “Priscilla” y al rato ver como  gordo vampiro, maldito sea, trocearlo y tragarse con cara de delicia las carnes e interiores de mi compadre, es cuando ya no tengo más recuerdos de esa infernal, como su nombre lo decía, boite.
Solo supongo que horas después recupere algo de conciencia y me vi pedaleando por mi vida saliendo de aquel lugar, donde, como y donde pude sacar mi bicicleta y huir nunca lo sabre, lo que si se es que al pasar pedaleando como me creo jamás volveré hacerlo así de rápido por el lugar del accidente de buses, vi,si vi a “animas” o “almas en pena” que salían de ese lugar, alargando huesudas manos, tratando de tomarme, muchas miraban hacía la boite y se tomaban sus calvas calaveras, y apuntaban con sus huesudas manos hacia ella, como queriendo prevenirme tardíamente sobre lo que ahí pasaba, hace poco supe, averiguando la verdad un poco más allá de lo que los diarios dijeron en su tiempo, con unos hermanas viejísimas que como antes dije, dio la casualidad vivían a un par de cuadras de mi pieza/casa, ellas me contaron que muchos de los cuerpos de ese accidente se encontraron “mordidos” o con “miembros amputados” cosa que se achaco a los perros vagos del sector, o lobos, que parecía más cosa de película, ya que lobos en Chile no hay, estas mismas veteranas me alargaron con sus añejas manos unos amarillentos diarios viejos de la época, donde se contaba que la culpa fue solo de los chóferes, y salían como dije teorías de lobos o perros vagos como culpables de los miembros faltantes, y cuando les pregunté porque conservaban esos diarios y sabían de esto, solo se miraron, callaron y una sola lágrima les corrió por la misma mejilla a cada una, creo que ellas perdieron vaya a saber a quienes o cuantos en ese supuesto accidente de choque buses, también yo creo que el accidente nunca ocurrió, que esas gente llegaron engañadas a esa boite y se los comieron tanto como para no despertar sospechas, algo como a “este le como un brazo y esta otra una pierna”, y que los diablos que ahí viven lo hicieron pasar por accidente, no sé como llegue esa noche a mi pieza/casa, solo se que al otro día solo me dedique a beber con la plata que “nos” quedaba del trabajo de los volantes…, cuando asimile que del “nos” solo quedaba yo, me quebré y llore, llore mucho rato, y luego que vi rasguños y quemaduras en mi bicicleta y algo como brazos huesudos y fuegos salidos de bocas inhumanas me vinieron de golpe a la mente y me desmaye.
Ya van meses de esto, por ahí queda uno que otro envase de esas bebidas mulas que nos regalaron los huevones de la pizzería, no los volví a tocar, de verlos me daban arcadas, por ahí se pudrieron supongo, nunca más volvió mi compadre y nadie sabe de él, yo solo espero que se me quite bien el miedo, pero no sé si será tan pronto.    

FIN

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